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La población no es todavía consciente de la magnitud de los acontecimientos a los que estamos asistiendo. La crisis económica está demostrando ser una estrategia de la elite financiera global para hacer quebrar de forma controlada a los Estados.
En el caso de la UE es algo bastante evidente en la medida en que los Estados no tienen una política monetaria y financiera propia, pues esta viene impuesta desde el Banco Central Europeo, institución que ha utilizado la deuda pública de los Estados para forzarles a ceder su soberanía y poder así intervenir en su política interior. Con este intervencionismo que tiene como firme propósito sacrificar a la sociedad europea a la moneda única para garantizar su pervivencia, se está llevando a la quiebra a los Estados europeos al verse desprovistos de los medios económicos y financieros para subsistir.
El resultado final de todo este proceso no puede ser otro más que la quiebra de los Estados y la cesión de su soberanía a los organismos supranacionales de la UE, como son la Comisión Europea o el Consejo Europeo, organismos compuestos por individuos no elegidos por nadie que deciden sobre la política interior de los países. A este respecto son bastante clarificadoras las declaraciones del ministro de finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, que aboga por una cesión de la soberanía de los países rescatados por la UE.
Las instancias supranacionales de la UE no van a permitir de ningún modo la desaparición del euro, pues supondría la desaparición de su principal mecanismo de control financiero, económico y político sobre los países europeos que conforman tanto la zona euro como la UE al ser esta la moneda de referencia en el espacio comunitario.
Asistimos a la implosión de las economías europeas y al desmoronamiento de los Estados. Todo forma parte del proceso de integración de las economías y los mercados nacionales en el mercado y economía global en el que las elites plutocráticas, compuestas por corporaciones financieras y grandes transnacionales, deciden sobre la política de los Estados y violan repetidamente su soberanía. Caminamos hacia la formación de un supraestado europeo dirigido por individuos no elegidos por la ciudadanía, sino designados por los intereses financieros globales. Es la dictadura abierta de los bancos y del capital financiero global sobre la sociedad europea.
El pacto del euro ha sido un golpe de Estado económico que fuerza a vincular la política económica y fiscal nacional a las directrices de la Comisión Europea, y que ello debe quedar reflejado en su legislación nacional, incluyendo la posibilidad de introducir este aspecto en los textos constitucionales de los diferentes países. Pero la quiebra financiera más o menos controlada de los Estados europeos es la forma más rápida y directa de imponer a sus sociedades un suprapoder fuera de cualquier control ciudadano, como es el que representa la UE y sus instituciones. Vemos una vez más que la dependencia financiera de los Estados con la banca trae una factura política muy cara, que esta ha sido utilizada para arrebatar a la sociedad su soberanía e imponerle el gobierno de los bancos y de las empresas del que la UE y sus instituciones son su más viva imagen.
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