Nunca antes se había dado lugar un panorama como el que asola Europa en la actualidad. Como nave a la deriva, navega hacia el nihilismo siendo arrastrada por las cadenas del libre mercado usurero, la ausencia de moral y valores, la prostitución cultural de los pueblos, ante lo que llaman modernidad y cosmopolitismo y sólo es ponzoña destinada a allanar el camino de lo que está llegando y que por desgracia veremos pronto.
Es ahora más que nunca cuando los pueblos de Europa han de defenderse de una amenaza externa. Esta nueva amenaza, que es mucho peor de lo que fueron las invasiones islámicas o las guerras mundiales, está demostrando que los supuestos “representantes” políticos a los que votamos, sólo son marionetas de las fluctuaciones e intereses de los grandes mercados, dominados por el perverso ente del Gran Capital.
Por este motivo se está viendo en países europeos, con suficiente madurez política y democrática como Suecia, Austria, Francia, Italia, un retorno hacia lo nacional, ante partidos que han sido pintados durante décadas como el “diablo”, pero que como siempre, la justicia de la historia está dando la razón y no sólo los está exonerando de culpas y pecados infundidos, sino que los ciudadanos están viendo una alternativa real, a la perversión de la partitocracia del sistema que sólo está demostrando servir a los mismos intereses mundialistas y de explotación, sean del color que sean, y sean cual sean sus siglas.
España, como siempre ante estos hechos, vuelve a mostrar al mundo su eterno retraso histórico, teniendo la casta política que nos merecemos por nuestra ignorancia, individualismo y pasividad, que ayudados por una oligarquía política, que para nada es democrática ni legal, hacen imposible que una Fuerza Nacional, haga resurgir a una España en coma.
Para levantar a España de la crisis tanto institucional, económica y de valores, sólo es fecundo el Retorno a lo Nacional, porque crea conceptos audaces, que se enfrentan a la realidad y no se limita a dar un rodeo para evitarla. Este pensamiento rompe con el orden ideológico imperante, y también con el paradigma cultural vigente.
España está necesitada a día de hoy de un Retorno Nacional, porque su independencia como pueblo, está más amenazada que nunca y necesitamos un nuevo resurgir que rompa esquemas preconcebidos, prejuicios establecidos, pero también con estereotipos, convencionalismos y toda clase de infantilismos; sólo mediante un pensamiento así es posible ir a la raíz de las cosas, cuestionar la esencia y el fundamento de esta nueva “incivilización” creada por intereses y logias ocultas, que han de ser apartadas. Un pensamiento que rompa con los dogmas y los axiomas de esta agonizante modernidad únicamente puede ser un Retorno a lo Nacional, que evoque lo mejor de nuestro pasado para hacer posibles proyectos imaginativos de ruptura con lo vigente. De ahí la extrema necesidad de desarrollar nuevos conceptos-idea, nuevos términos, para así despertar violentamente las conciencias de las personas, conciencias que hoy están adormecidas por drogas milagrosas para dar “felicidad”, y que únicamente evaden de la realidad.
El Retorno a lo Nacional debe escapar de los dogmatismos, del monoteísmo totalizador tan propio de la modernidad, que únicamente aprisiona y encierra a la persona y a los pueblos, por ello es preciso abrir la puerta y dejar paso al mundo de posibilidades que se nos despliega ante la mirada, que la voluntad fluya libre y desarrolle su potencialidad creativa.
Debe permanecer esa tensión creativa en búsqueda de nuevos vientos, aceptando que no siempre las ideas conducen a hechos deseados, y que por tanto su carácter es meramente aproximativo.
El siglo XXI, según el paganismo greco-latino estará emplazado bajo el doble signo de Marte, el Dios de la Guerra, y de Hefaistos, el Dios forjador de espadas, maestro y patrón de las técnicas, de los fuegos telúricos.
España, Europa y todo el Mundo se juega algo más que su identidad, se juega su propio destino y debe saber jugar bien sus cartas, pero está por llegar el momento cumbre de la nueva tragedia europea, y acaso también la más grande que nunca haya habido, esto es, la aparición en escena del héroe, un héroe, que como tal, no será la representación de una persona concreta, sino que será símbolo de aquellos que se lancen con audacia a resolver la situación, contra viento y marea, luchando contra las adversidades y tratando de vencer resistencias, en suma, para salvar a Europa de la catástrofe.
Es la hora de la Patria, de una ruptura que no sólo es con lo establecido, sino también con el pasado, con las ideas trasnochadas de esta modernidad atrofiada que se encuentra en su lecho de muerte.
Será el inicio de la auténtica postmodernidad, alejada de las parafernalias febriles de los ideólogos de la falsa igualdad, el mito de progreso y los apóstoles de la teología de los derechos humanos.
El Retorno a lo Nacional no se ofrece para la simple amenidad o la diversión, ni para los aficionados a los salones, donde el pensamiento se transforma en acertijos para los ociosos que se encuentran parados en la acera de la vida; debe explicar la vida y emanar de su propia vitalidad, del corazón de la misma realidad pujante, en permanente lucha en busca de un mañana mejor y más hermoso. El pensamiento que perdura vida y emana de su corazón. Hay que afirmar bajo la bandera de la Causa Nacional, que tradición y futurismo, han de estar unidos en una síntesis superadora de sus posibles contradicciones.
Recuperar la esencia de nuestra identidad que se encuentra en los orígenes, para luego proyectarnos hacia el porvenir, hacia ese mañana por el que merece la pena luchar hasta el final. Al mismo tiempo, con audacia y pragmatismo, con intuición prospectiva, el pueblo europeo está llamado a superarse, a conquistar nuevas metas y desplegar el espíritu fáustico que lo impulsa hacia lo infinito. Es hora de destrozar todos los dogmas, todo cuanto aprisiona y esclaviza al hombre y no permite que este desarrolle su voluntad libre y creadora, toca cuestionar y hacer tambalear todo aquello que los demás dan por sentado. Nuestro lugar se encuentra donde se halle la acción, en permanente contacto con la realidad y la vida, pugnando por transformar el presente, para sobre éste construir un mañana mejor.
No es momento para titubeos ni para vacilaciones, el pueblo español ha de despertar como lo está haciendo el resto de pueblos de Europa, o condenarse a desaparecer entre las fauces de la bestia. Ahora es el momento de portar la antorcha de la llama europea que alumbrará al mundo venidero y las banderas de Patria y Justicia han de ondear al fin bajo el cielo ibérico. Es en definitiva el momento de la juventud, la juventud intelectual, la juventud obrera, la juventud heroica.
Esta semana comienza con otra agradable noticia, y es que ya tenemos otro país en el que la gente empieza a darse cuenta de que esos partidos que nos pintaban como malísimos, quizá no sean tan malos. Ese país es Finlandia. Se han hecho con el 19% de los votos, pasando a ser la tercera fuerza política del país.
ResponderEliminarBien por los finlandeses.